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El observador. Una lectura sobre Alberto Blanco [por Rocío Cerón]




por Rocío Cerón


Desconocido para muchos en Latinoamérica, Alberto Blanco, poeta mexicano, por veces científico, otras más artista visual, ha jugado silenciosamente un papel primordial desde su espacio de escritura y creación para remover viejos pilares de una poesía solemne y cerrada a los diálogos con otros medios artísticos. Sus mundos, visual y poético, se trasvasan mutuamente para crear un corpus dotado de sentido del humor, ruptura de límites y una poderosa mirada.
         Blanco pertenece a la estirpe de autores que aguardan pacientemente a que adentre la visión, como el avisador de aves puede contener el aliento hasta que llegue la hora exacta en que lo mirado se abra y despliegue su sentido verdadero. La luz hace visibles las más variadas formas, el ojo detecta los detalles, el poeta capta el sentido original de lo visto. En la oscuridad la evocación y la memoria permiten ver de nuevo: los ojos se abren a un estado distinto. Su primer libro, Giros de faros, publicado hace treinta años, a los 28 años de edad, es un volumen de secuencias, secuencias de lo mirado, imágenes creadas por palabras y pensamientos que se hacen transparencia y espejo. Es un libro también de exactitudes, poemas que saben distinguir de la paja la flor apenas visible.
         En busca del Lichtung, ese claro del bosque del que hablaba Heidegger, donde se llega a la condición misma del Ser, Alberto Blanco perfila en estos poemas mucho de aquello que está presente y ausente cuando el ejercicio de mirar se vuelve facultad de testigo. Me explico, lo que reside en estos poemas es un conjunto de imágenes, atmósferas y presencias que añaden al mundo una óptica propia sobre un suceso. Poemas atemporales, casi fotográficos, hay en ellos una emanación polidireccional. En este sentido, Giros de faros es también un poemario de travesía, desde la brevedad de sus “Emblemas” (memorable el primero que dice “La/ luz no/ viene de fuera / Un/ cerillo/ necesita cabeza / Si/ se quiere/ llegar a prender”) que abren el poemario hasta la secuencia final de Los soles, La tierra, La noche, El agua de la sección que da nombre al libro (donde la contundencia de los versos finales de poemas como “Enseñaza de Atlihuayán” –Dolidos/ emprendemos el regreso/ y las ranas que cantan/ los aires de verano/ nos recuerdan tristemente/ que no existe un lugar para volver.; “Conquista de la identidad” –Amanece./ De aquellos feroces/ sólo queda la victoria del sueño.; “Ciudad interior” –La muerte/ canta cuando quiere/ mantener la claridad en su dominio. o “La casa del escarabajo” –Verás que tu interior/ es lo que estuvo afuera/ siempre, y que el mundo/ fue porque tú fuiste., conmueven hasta al más impávido), el libro fluye en una suerte de viaje interior. El observante, aquel avisador de aves, toma conciencia: después del ojo las palabras hacen cuerpo, entonces lo irremediable −fatalidad, destino o causa de camino− sucede. Se da un entramado particular donde el verbo es imagen y la imagen es conducida por una red textual.
         Giros de faros, poemas destino o poemas morada, como en los “Trípticos de las vocales”, contiene grandes pasajes de claroscuros que lo mismo registran la bóveda celeste que se refleja en el mar, que una ciudad oscurecida donde, como nos dice el autor, “Los hombres son duros en el cauce,/ pero frágiles al llegar a las esquinas.” Simultaneidades visuales, sonoras, casi olfativas y táctiles, presencias que cautivan y una inteligencia que siempre sale al paso. Parafraseando a Shih T'ao, el trasgresor paisajista del siglo XVII en China, si el pincel −como el poema añadiría yo− sirve para salvar las cosas del caos, en Giros de faros, el poeta atrapa, con ese don misterioso que tiene la poesía, el instante maravilloso donde la luz permite ver, donde lo cotidiano, el café sobre la mesa, una mancha en el muro, se vuelven paisajes complejos, donde el cielo guarda ciudades e imperios todavía sin descifrar y donde, finalmente, el poema genera un nuevo orden de las cosas y sucesos. Imagen y tiempo fundidos, música que es percibida con los ojos, el nuevo orden se da porque el poeta es capaz de descifrar esa brevedad: lo que el ojo mira y sabe que significa, lo que el ojo escucha y toca, aquello, a veces tan cercano que no vemos, aquello que llamamos el hallazgo.

Imágenes del libro Un año de bondad


                                     





Alberto Blanco
poemas de Giros de faros




CAMINOS  DE  PAPEL


Alto
en el monte
donde crece el noble pino
Allá
donde el silencio
se vuelve nieve entre las ramas
Vive
una especie de
cuervo que vuela como el hombre.
Sus alas
son la esperanza
de ver los signos del tiempo,
Sus gritos,
páginas blancas
sobre el negro suelo del soñar.





NOCTURNO


Testigo de estaciones
el tren en el que viajo
se fue quedando solo,
         perdido en el letargo
         de este pueblo.
Desde mi ventanilla
veo crecer las sombras
que la luna proyecta
         sobre la cebeza
         de una estatua.
La frescura de la noche
penetra los carros vacíos,
me limpia la frente,
se lleva los recuerdos.
         La luna
         hace un nido
         una casa de sal
         entre las ramas
         desnudas.
En la plaza desierta
         brilla un foco.




ENSEÑANZAS  DE  ATLIHUAYÁN


Sentados bajo los árboles dejamos correr el vino.
En las copas se mecen los cuervos

y en el estanque las ranas ensayan su partitura.

El eucalipto más viejo lleva una melodía
moviendo apenas la fronda: el silencio
es sin duda el arte más difícil.

Mientras la luz permanece y los años son ligeros

el mundo sólo muestra las hojas más brillantes.
Así, todos creemos que el tiempo no transcurre

por ser la hierba tan fresca.

         Pero la noche llega
         y luego se vuelve lluvia
         bajo el peso de sus frutos.
         Dolidos
         emprendemos el regreso
         y las ranas que cantan
 los aires del verano
         nos recuerdan tristemente
         que no existe un lugar para volver.



 Imágenes del libro El sueño de Euclides




                                                                             


Escritura y Proyectos de Poesía






Posteado por Angela Barraza Risso el 12:44. etiquetado en: , , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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