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Santiago Barcaza




Santiago Barcaza S., 1974. Poeta y Músico. Beca Fundación Neruda (1996) y  Biblioteca Nacional (1997). Ha obtenido premios como el Eusebio Lillo (1996), Alerce (1999), El Joven Neruda (Temuco, Mención Honrosa, 2000), Pablo Neruda (Valdivia, 2º Lugar, 2001), Literarte (2006, 2º Lugar). En 2003 lanza el disco Puertos Nunca Vistos (Centro de Estudios Neohelénicos U. de Chile), donde musicaliza a poetas griegos y en el 2004 edita su primer libro de poesía Carta-Océano (Ediciones Leviatán, Valdivia) con el apoyo del Consejo Nacional del Libro. Es integrante del colectivo Casagrande, agrupación de artistas responsables de los bombardeos de poemas sobre diversas ciudades del mundo. Actualmente, prepara su segundo libro de poesía y la segunda producción musical del grupo de jazz demoniaco Los Muebles, del cual es compositor y guitarrista.“Las cosas como son / cambian en la guitarra azul” podría ser perfectamente su epitafio.



Noche blanca
  
Sólo la luz de su cuarto está encendida
La luz que para el tordo es su sombra
Los muros caen en Noviembre
Los suicidas caen desde los balcones
La luz de su cuarto
Es la luz de este pueblo
Un pueblo desnudo
Justo al medio de la ciudad
Ellos sueñan que no tienen sueño
Y despiertan a la hora de dormir
Yo duermo a través del silencio
Detenido entre mi espacio
Y la luz de su cuarto

El invierno rompe su promesa
Cumpliéndola.
 



****

Virgen de las angustias



Pisas un campo de luz
-          tu luz, nuestra única carretera
Buscas los límites de un mar
Con los días contados
Una pierna sobre la otra
En la arena estriada por el viento
La nieve aquí no se termina
Pero tú simulas no comprender
Sabes que estás vestida de sol
Y antes que ella descienda
Tú te elevas.



del libro Carta - Océano (2004, Ediciones Leviathan)
 
El Jardín Enterrado (fragmento)

Y seguimos a los que no tienen palabras que decir
Y recordamos de golpe el altar improvisado
Ardían dos velas delante de una virgen
Su luz se extendía desde el suelo
Hasta los bancos polvorientos
Delante de la imagen había flores y juguetes
Flores y juguetes
La distancia entre ambos es incierta
Hay rasguños en las piedras
Los rasguños entre ambos son inciertos
Aquí te detienes, nos detenemos
Entre claras elisiones
Y los despojos de un jardín enterrado
Donde la aspiración retrocede más allá de las vocales
Y la modulación del soplo
Se propaga en busca de un rumor más puro
De un aliento frío e increado
Como el viento del lago
Por el que atraviesa un río joven.


Amargos (fragmento)

Todas las cosas en el mar son el mar
Así como todas las cosas en el cielo son el cielo
Y hay hombres del norte y del sur
Que son el Norte y el Sur

El mundo estaba en calma
Y nosotros, que no escuchamos nada y a nadie
Escuchamos entonces el silencio dentro de la noche
Y pronunciamos palabras desconocidas
Palabras que nunca serán suficientemente expresadas
Donde nosotros mismos
Nunca fuimos del todo nosotros mismos
Ni quisimos, ni teníamos que serlo.


El Bosque Rojizo

I
Ni Arenas
Ni sedimentos
Encantarán el paso de los siglos que quedan por venir
Donde estuvo la calle polvorienta
Y embaldosada para ti
Con una piedra sin memoria

Y bien
Aquí están  nuestros huesos
Tus huesos

Nunca sabrán que fueron éstos tan ágiles
Como plumas en las playas

Hay en ellos la abertura del cielo a la oscuridad
Que silenciosamente arrebata tierra
Como a un cráter sin fondo

Pero siempre será domingo en la casa del mundo

Y podremos caminar
                               Fumar
                                          Y dormir

En toda esta alta suspensión

Y siempre hay este fragor de aguas torrenciales
Y a veces es mediodía
Y por las tuberías de las casas y de las naves
Subiendo desde las fosas oceánicas
Semejante a un hálito del otro mundo
Hay un perfume de abismo
Y de nada
Entre los mohos de la Tierra.


II

Así llegan nuestras palabras

Lentas como el meneo de la ola
Desplomada al escuchar el latido
Del bosque rojizo

No hemos esperado nada, es cierto
Ni un soplo
Ni un anillo
Ni una palabra, pues éstas han llegado con las olas
Como anclas
Como lámparas a mediodía

Tibias

Como una conspiración
Como una eternidad de buen tiempo.


III

Ahora haremos nuestra visita
Ahora nos amaremos
Atizo en las llamas
Las hojas secas y amarillas
Y hacemos una fiesta
Y nos contoneamos en bailes perdidos
Y canciones afinadas por el viento
Y descansamos
Y dejamos los cubiertos abandonados en el pasto
Y todas las cosas del mundo
Nos hablan con suavidad incandescente

Ausentes de todo lugar donde se festeje a un ausente
Preferimos el placer con que cada ola
Es separada de la siguiente

Pero los mares no se detendrán
Y el viento cambia finalmente
Como un humano sin ilusiones
Que aun desea ansiosamente
Desesperadamente

Callamos
Callamos
Callamos para no reconocer otras madrugadas
El árbol aun retiene todas sus gotas
Y el bosque disperso nos reúne
En su infinidad.

Posteado por Angela Barraza Risso el 10:45. etiquetado en: , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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