Rocío Cano
Rocío Cano (Santiago, 1980) Estudió Licenciatura en Letras en la
Universidad de Chile. Realizó el Magíster en Literatura Chilena y
Latinoamericana en la Universidad de Santiago de Chile. Ha participado en
diferentes proyectos tanto literarios como audiovisuales (Máquina Expendedora,
Galería Normal, Normal tv, Historia de los Bordes, La Calle Passy 061,
Descentralización Poética, Género Aburrido e Insustancial, Proyecto Delete). Su
primer poemario publicado fue lanzado el año 2010 en la Cancillería Boliviana
bajo el título Lo que resta.
Intermedio
Estábamos abandonados, los bellos niños del reino que se fueron a
la calle cargando algunos objetos brillantes, sus muñecos favoritos, la rabia,
los ojos de vidrio, los cigarrillos sueltos. No me di vuelta para ver la casa,
no pensé que ahí comenzaba el destierro.
G
Luchabas a la manera de los ciervos , te parabas ahí simplemente,
provocando al victimario,
al cazador, al predador. Carne para el sacrificio.
Estampar la imagen de tu mansitud en su pupila, asquearlo con el
deseo que surge como el recuerdo a sangre en la boca
bajando por la
garganta.
Una sensación
sofocante,
un breve
mareo narcótico.
el
psicoanálisis es buen remedio para las bestias.
Así mismo, en la forma exacta de la entrega, en arrebatos de
carmelita descalza, te arrobabas con dolores imaginarios, con olor a jazmín,
con heridas sangrantes.
ambiciosa, querías ser santa,
obrar
tres milagros
hacer del agua
tinta para dibujos chinos.
Quién dijo que querías riquezas, que juntabas perlas en la
sucesión de los años en cajitas doradas de plaqué. cuando tratabas con tanto
empeño de deshacerte todo, del habito absurdo de las cosas, arrojar por las
ventanas
las cajas,
maletas,
colecciones
de estampillas,
los
cajones
las cartas de amor.
soltarlo todo y quedar en el pentágono vacío y desigual como una
frecuencia en medio de las corrientes de aire.
La desaparición
del mar
No somos presas grandes
mostramos los dientes, las encías, gruñimos decididos
nos defendemos con miradas predadoras.
Como animales asustados escapamos de la piel, no queremos ver
sangre,
no
queremos.
Aún así nos arrancamos los miembros heridos a mordiscos, les
negamos
su existencia imperfecta, no queremos ver las heridas,
no
queremos ver.
Para escapar tendríamos que abrazar tal vez los mares y tatuarnos
los
signos de esa densidad uniforme tan esclava como su voluntad,
siempre
más fría, más pura,
aséptica.
y volver a gritarle mi nombre, tal vez el tuyo, más adelante,para
que se lleve
esos trazos desiguales que me designan y me diga al fin tan solo
hembra,
al siguiente minuto niña o espejitos y colgajos brillantes de
corazón tecnicolor
ni mar ni llanto lo destiñen. y pedirte mis miembros amputados,
dámelos de
vuelta, ya sin cicatrices, sin mella, todo soldado, zurcido,
limpio.
No te acuerdes nunca que después todo se olvida, que me río a
carcajadas,
por que una brisa va pasando por mi pelo, por las fibras abiertas
de mi pelo.
no te acuerdes que me voy,
que mañana es otro día y que el disimulo es la
parte más importante de este poema.
mi poema de amor.
Educación sentimental
de la materia
Todo esta escrito en un solo poema un poema que escribo cada día
usando las mismas palabras
un poema que se parece a mi cara en el espejo cada mañana
cambiando lentamente hasta transformarse en algo completamente diferente que no
me permite recordar o reproducir la versión original.
Esta condición del tiempo se manifiesta indefinidamente con
algunas variantes por supuesto, la luz es un factor determinante en esta
variación, a veces la humedad o la altura otras veces la cercanía de otros
cuerpos.
el desarrollo se perfila como una elipses o una línea cronológica
y se despliega, lo que me hace pensar en los origami. Sí, todos esos pequeños
animales y formas de papel comienzan como un trozo cuadrado y unidimensional y
facilmente pueden volver a ese estado primitivo (plano) pero claro, después de
atravesar la experiencia de ser un cuerpo con volumen jamás es posible el
retorno a la simpleza original, la superficie presenta cicatrices, huellas del
proceso de cambio, de la situación intermedia y de la trasformación completa.
Es así.
La fuerza que transforma aquello no es más que la habilidad de
unas manos, un específico conocimiento sobre doblar, expandir y contraer, un
conocimiento alquímico sobre afectar la materia. Ahora pienso que el mismo
principio podría aplicarse a casi cualquier artesanía u objeto: un jarrón, un
vestido, un pan, es esta tal vez la condición natural de la cosas y cuando
pienso en mi poema y en mi cara en el espejo vuelvo a encontrar el principio
básico unidimensional y me siento triste.
Tautología
¿eres tú, verdad?
Creo que sí
¿es el mismo balcón?
¿Tú crees que lo es?
¿Tienes una habitación con trastos viejos y objetos inútiles?
¿La tienes?
Tengo una nave, para guardar cacharros
¿y que es para ti una nave?
Un cuenco
árboles, todo un bosque
una puerta abierta
la muerte
¿y que es la muerte para ti?
La muerte e una nave
otra puerta, todo depende
es la soledad y el silencio
y la soledad. ¿que es la soledad para ti?
Una casa cerrada, con puertas cerradas
una planta que crece en mi pecho
un aroma que no podemos recuperar
un camino que se aleja
y es una nave
pero eso es la muerte
eso es la libertad
¿y que es la libertad para ti?
Una nave
un camino que se aleja
la soledad
un animal salvaje
un río que se desborda y destruye un pueblo
pero eso es la muerte?
Y que es la liberad, entonces, para ti?
Hablemos de la vida
¿y que s la vida?
Un espejo gigante y extraño
un sueño
¿y que son los sueños?
Perro idiotas que arrastran a su amo tras una visión inexistente
la ladran por la noche a lo aviones
una piedra que aplasta una nave
eso es la muerte
ese es el tiempo
eso fue una nave
el silencio es una piedra
el silencio es la soledad
un bosque
un montón de maderos flotando en un río desbordado
una nave, un ataúd
un puñado de sueño.
Posteado por Angela Barraza Risso
el 9:38. etiquetado en:
AUTORES,
Poesía chilena,
Poesía Latinoamericana,
Rocío Cano
.
puedes segui el rss RSS 2.0.
déjanos tu comentario