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Carlos Henrickson



Carlos Henrickson (Santiago, 1974). Escritor, traductor y ensayista.

Publicaciones: 

Ardiendo (poemas; Santiago: Ed. Etcétera, 1991)
Y si vieras la mañana (cuentos y poemas; Concepción: SRF Ediciones, 1998)
Aviso desde Lota (poema-tríptico; Concepción: NeaVista Ed., 1998)
En tiempos como éstos (cuentos; Valparaíso: Gobierno Regional de Valparaíso, 2002)
An Old Blues Songbook (poemas; Santiago: Ed. del Temple, 2006)
Ajuste de Cuentas - Jaunesse 1 (plaquette de poemas; Santiago: Ed. Alquimia, 2009)
Despoblados (poemas; Santiago, Ed, Fuga, 2010)
Esplendor (cuentos; Valparaíso: Narrativa Punto Aparte, 2011).

En preparación:
Apuntes de la Conquista – Fundación I (poemas).

Reside en la zona central de Chile.




LA CONDICIÓN HUMANA


Hay calor y ganas en este baile: todo
debe dirigirse adonde debe terminar
de hacerse polvo, ceniza, ropa cerrada, rostro
cubierto –la cautela de rigor mientras se enciende

desde superficie a hueso la tapadera gris.
Debajo con cautela una naturaleza de manos toscas
recoge el fuego, a palabrazos echa lejos
pequeñas alimañas, subversiones de pelo

y patas, el invierno allá abajo amenaza
el paso de pájaro de la primavera.
Afuera nubes. Ya dejó de llover.
Escapar a otro planeta es opción,

porque acá el hielo, la mala enseñanza,
todo el horror del mundo, todo
a pedazos, la piel, los ojos.
Si no fuera un sueño, imagina

heridos los brazos abiertos porque
no cuidaste el objeto preciso
de la felicidad. Tu vida se va en eso
inútilmente. Flores en el velador.

Las bellas palabras del consuelo
y el refinado dolor de los cantantes
líricos, comparsas de alta categoría
en las esquinas. Quién construyó

las siete letras de la palabra sublime,
las cuatro de amor, las siete
de nobleza en medio de la piedra
y el éxtasis: ¿es que dioses en medio

del mundo, enanos y gigantes?
Abajo esos siervos y las manos
manchadas. Un mundo cerrado
en que aplaudes contra un muro,

y veinte cuadras arriba no hay ni humo,
veinte cuadras arriba el café
es de verdad, se hacen cosas
en serio, no como la borrachera,

el vicio y la droga en los patios
-hay euforias y euforias. La calle
húmeda del primer rocío,
la música, el mejor rock’n’roll.

Y pides ayuda para zafarte de esto,
intoxica esto extraño en medio
del recuerdo, un agujero
para muertos en la superficie de la memoria:

esa noche del baile, esa vergüenza,
los aplausos, ¡hay que viajar, sacarse
esto de adentro! Existen lugares
de ensueño, está la persona

exacta, esa única, está la guitarra
que no deja de dar vueltas
en torno a la misma frase
y el viento frío porque ya atardece,

ya va a oscurecer. Pero qué le haces,
todos enloquecidos: la naturaleza
que apilaba los troncos, pulmones llenos,
un soplo, tan sólo ese soplo, y se acaba

la noche que ya habría pasado,
y te llega la mañana sobre los ojos,
y te quema toda posibilidad de ver
-hay animales que viven así,

y no les molesta bajo la tierra
respirar de raíz el suelo que se enciende
al soplo y llamea -tuyo nada,
todo de todos en el incendio,

se repite la música, laten
las sienes, irritadas las pupilas,
las manos como antorchas.
Invisibles las figuras, sin contornos.

Sólo al nombrar las cosas y los seres,
muerto el ayer: todas las razones,
toda la evidencia para olvidar
de una vez a todo fantasma.

Marchan por millares más allá
de la tapadera gris: amenazan
a cadenazos, te dijeron que no volvieras
la vista, que no rozaras pliegue

contra pliegue, que callados
en el pasillo, cabeza abajo.
Año tras año el mismo abrazo.
Nadie merece tal hastío, tal asco

en la repetición. Encima, hará calor
mientras el olor a café, todo cerrado
y afuera nieva, y los parlantes
con poesía barata y travestida.

Se quema el corazón de tan bien
y elegantemente que el mozo
trae la taza, se quema el corazón
tal calidad y tal aseo. Debe venir,

y pronto, la emoción suprema,
¡caballos y polvo en los ojos, el viento
libre! Piedra sobre piedra los edificios
y todo el verde en torno –los trizados

párpados de vuelta al ver, en secreto
reviven, aunque hayan dicho
que se los llevaron. Gotean rojos
aún el camino, el agua se atormenta,

no se ha consumado daño alguno.
No buscan cosas que no existen
-no se irritan. No se queden aquí, vayan
a dejar aquello que está encargado.
Sientan en el cuerpo esta salud, pasen

al jardín, tomen en sus manos y vean
estas nuevas ropas.

Posteado por Angela Barraza Risso el 13:59. etiquetado en: , , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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