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Marina Arrate




Marina Arrate

Osorno, Chile, 1957. Poeta Chilena. Ha publicado Este Lujo de Ser, (Lar, 1986, Concepción, Chile) Máscara Negra, (Lar, 1990, Concepción, Chile), Tatuaje, (Lar, 1992, Concepción, Chile) Compilación de su obra, (Tierra Firme,  Buenos Aires, Argentina, 1996), Uranio,( Lom., 1999, Santiago, Chile), Trapecio, (Lom, 2002, Santiago , Chile)), El Libro del Componedor, (Libros de la Elipse, 2008, Santiago, Chile), Satén, (Editorial Pen Press, Nueva York, USA, 2009), “Carta a Don Alonso de Ercilla y Zúñiga”, en  Reescrituras de la Araucana, Ed. Cuarto Propio, Santiago, 2010.


Obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago el año 2003 y el Primer Premio  en el Primer Concurso Nacional de Poesía Pedro Lastra de la Ilustre Municipalidad de Chillán Viejo, el año 2010.

Ha obtenido varias becas de Creación del Ministerio de Cultura del Gobierno de Chile y su obra ha sido incluida en numerosas antologías de poesía chilena e hispanoamericana.

Es Magíster en Artes con Mención en Literaturas Hispánicas, por la Universidad de Concepción. Ha escrito asimismo algunos ensayos críticos sobre literatura de mujeres.






Tratado del Nadador

(Fragmento)




Al poeta Gonzalo Millán
In Memorian






1.-




¿Quién es aquel que nada?

¿Quién es el que ha determinado
que sea el agua su precioso elemento?

¿Quién es el que se arroja

  • raya, palote, línea –
hacia las plateadas superficies del agua?

¿Acaso el que nada no se mimetiza en pez?
Puesto que ¿no antepone con su técnica eximia
su frágil cuerpo a la masa inmisericorde,
a la masa potente, irreductible del agua?

¿Quién es aquel que nada?

¿Quién busca el aire, y lo guarda
y atesora para resistir la más antilógica
inmersión en el fantástico imperio
de las aguas?

¿Acaso busca la comunión de los ángeles’
¿O el continente perdido de la legendaria
y majestuosa Atlántida?








¿Acaso desea ser un delfín, un pez
espada?¿Acaso desea ser
el preferido del mar?

¿El conocedor, el que sabe?

¿No desea acaso extraer la más preciosa perla?

¿No será acaso que desea convertirse en espuma?

¿Qué desea un hombre que nada?
¿Y una mujer que nada?
¿No podrán acaso cobijar el mismo deseo?








Si levanta la aleta dorsal, el agua
golpeará sus costados,
y de súbito aparecerá, por ejemplo,
la imagen de Cristo en la cruz
y sentirá el dolor en el costado
que sintió Cristo en la cruz
allí, cuando agonizaba
en la cima del monte Calvario.

Tan fuerte es el poder del agua
que recorre el cuerpo del nadador








En momentos como ese
es recomendable que el nadador
vuelva a la superficie
y descanse en la arena.


Si el nadador no vuelve al mar
si acaso el nadador no vuelve a sumergirse
         en el agua,
ocurre que comienza a languidecer y
luego pierde peso y luego puede morir,


pero ocurre, al mismo tiempo,
que si el nadador se queda más tiempo
del debido en el agua,
también morirá.


Nadar es un arte difícil.
Todo el que nada sabe de qué estoy hablando.






2.-



El que nada posee ciertos dones precisos
Y, por supuesto, ama el agua.

¿Qué es el agua para un nadador?

¿El mar, el agua, el río?

El reino del esplendor.


El agua le impone al nadador
tales destrezas, tales órdenes y
tales exigencias que suele ocurrir
que el mar arroje en su orilla
el cuerpo de un nadador exhausto.
El mar no tiene contemplaciones.
El mar es el desafío natural
De un nadador eximio.







El nadador se interna en el mar
y va al encuentro
de fabulosas visiones al ritmo
de una música íntima y secreta
que ya no distingue
si proviene de su propio cuerpo
o del fondo del mar.



El hombre nada solo.
Pero cuando nada, no siente
que está solo. En su interior,
los ángeles conjuran
y cuando eso ocurre
el cielo es luminoso y soleado,
el cuerpo es joven y fuerte,
el agua es benéfica,
la belleza es sobrenatural,
y la mujer que lo ama es hermosa.



El nadador y el mar son
una sola cosa
y el hombre siente gratitud.







Hay otras ocasiones, sin embargo,
en que un nadador no debe
internarse en el mar.
Los vientos y las corrientes son adversas,
el cielo es oscuro y amenazante,
el agua es fría y hostil.
En ese caso, el nadador
que no puede dejar de ir al mar
se interna igualmente y es testigo
de oscuras y tenebrosas visiones
que de ahí en adelante cargará
en sus espaldas como un adolorido
anacoreta.



Para hermosear estas horribles visiones
el nadador no tendrá más remedio
que tallar una perla negra,
la negra, bella y fatídica perla de los mares,
de la cual se enamorará oscura
e irremediablemente.



Pobre del nadador que encuentre su perla negra.
Pero un nadador eximio solo se distingue
por su oscura, bella y fantástica perla negra
de los mares.







3.-

El nadador es un ser enamorado.
Enamorado del agua, del mar,
de su bella y negra perla de los mares,
que es el fruto de su amor
y de su ser enamorado.

Digo más aún. El nadador
que ha tenido, por ejemplo,
la imagen de Cristo
mientras nadaba,
y ha sentido en su costado,
el dolor en el costado
que sintió Cristo en la cruz,
cuando el agua golpeaba su costado,
digo, el nadador
ha sido siempre un ser enamorado.


Y puesto que ama,
desde que nace hasta que muere
la huella del mar dentro de su propio
   agitado corazón,
digo que esta es la ley
   del atormentado y eximio nadador.







Más aún. Una relación existe
entre el agua y el amor.


Este misterio del cual el nadador
es un conocedor eximio
alumbra sus días y sus noches
como un farolito en su enigmática torre.


Quien se interna en el agua
en el amor se interna, y el nadador
que es un grande y experto pez
es la flecha que traspuesta
conduce esta verdad hacia
la oscura, bella y fatídica
perla negra de los mares.


Así, es ley del nadador eximio
que llegue hasta su propio corazón
y sea misericordioso.


Solo entonces podrá tallar
la hermosa y blanca y luminosa
perla de sus sueños.

Posteado por Angela Barraza Risso el 15:18. etiquetado en: , , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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