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Carlos Cociña




Fotografía de Héctor González de Cunco. San Juan de la costa, Osorno. Enero 2011


(Concepción, 1950), Vive en Santiago de Chile (desde 1981)

Aguas Servidas
Santiago de Chile. Talleres Editorial Granizo, 1981
Segunda Edición:
Santiago de Chile. Ediciones del Temple. Colección Amarcord, 2008

Tres canciones
Santiago de Chile. Autoedición del Bío Bío, 1992

Espacios de líquido en tierra
Santiago de Chile. Intemperie ediciones, 1999

A veces cubierto por las aguas
Internet. www.poesiacero.cl, 2003

71 (setentay uno)

Plagio del afecto
Internet. www.poesiacero.cl, libro en proceso desde 2003 a 2009

DOS
Felipe Cussen, Kurt Folch, Enrique Morales y Carlos Cociña
Santiago de Chile. Colección Foro de Escritores, 2004

Plagio del afecto
Santiago de Chile. Editorial Tácitas, 2010
(Versión impresa, ampliada y definitiva de la edición en Internet)



Selección de textos:

AGUAS SERVIDAS (1981)

El ojo linterna de las cavidades
accede a lo que fueran los objetos.

En las plantas,
en el otro ojo
a veces,
sólo a veces
soy el ojo que mira

y sin más
desaparezco.

Soy ojo que se deshace
por última vez
                       en este mirar
                       en esta visión
en este ascender a la tierra.


4 b

La historia no tiene importancia para los implicados en la flagelación,
y el que sea viernes es determinante en la fuerza de los golpes que recibe
el posible cadáver, ya sea porque no se sabe o por la premeditada
necesidad de eliminar uno a uno los presuntos hombres no consultados
en el desarrollo nacional.
Cuando ya no se tiene casi ojos por los violentos cambios de luz entre
la celda y el patio, cuando los ojos ya no responden para observar si
se está orinando en el pantalón o en el suelo, estos ojos son capaces
de fijarse en la ausencia de luz para identificar algún razgo en la cara
del hombre.
La boca ha aprendido a hablarse los nombres de cada uno de los nombres
que vale la pena recordar.
Hay que bascar la sılaba muerta para tener junto a la piel la cara
de todos esos cuerpos.
Hay que nombrar el agua en la boca más seca, agua nombrada en el río,
en el agua, sin color ni forma, sólo agua en el agua, que ya no es más
nombre sino agua en el cerebro.
La palabra árbol no es árbol y es árbol el que se nombra entre las paredes
hasta tal materia, que el olor es agua en la piel de cuantos nos
la entregamos para compartir la textura de las hojas que logramos retener
por el momento de su sonido.
Nombrar cada objeto para retenerlo, y entregar el nombre para compartir
las cosas, y llegar a nombrar el nombre del país para tenerlo en la boca,
en la piel que conservamos, nombrar el país para poder entenderlo
y fundar en el nombre, la patria que nos acoja en su historia.


Espíritu del Valle (Revista, 1987)

Del maíz (tres textos)


del maíz
cuando se abre y entra la mirada a la tierra
de las grandes aldeas de esta parte del continente,
se pierde toda referencia geográfica en la urbanización de las aldeas
y las laderas y valles se confunden con la ausencia
del océano continental.
Los ríos mal encauzados, abiertos por calles y
construcciones, retoman sus corrientes subterráneas
y emergen sólo en las márgenes difusas de las
grandes aldeas.



A veces cubierto por las aguas (Edición INTERNET. www.poesiacero.cl)


Nuevamente perdí Ítaca. Para sus habitantes desapareció cuando comenzaron a caminar un centímetro sobre el suelo. Ese sueño siempre lo quise, pero sabía que ni siquiera la imaginación amarraría esas tierras al mar. Los viajes tuvieron que realizarse en las aguas, y las ítacas se perdieron en el aire. Otras islas vendrán a estos territorios. Las ocuparemos para alejarnos de ellas en los únicos viajes posibles. Aquéllos que nunca nos alejarán del primer valle o playa donde no supinos de nada, pero siempre estuvimos ahí



71 (setenta y uno)  (Edición INTERNET. www.poesiacero.cl)

No hay lugar como ese
Está en todo tu cuerpo
En él toco lo mejor de mí
 
 



 

El lugar que alcanzas
Nunca alcanzaré
Pero en ello te llevo
 
 

 

Bestias (publicado en revista Lanzallamas)

Enteramente de negro, con el pelo amarillo, y como hembra, de color pardo oscuro, con el pecho algo rojizo, manchada de piel, y el lugar igualmente pardo oscuro, te alimentas de frutas y semillas. Domesticas con facilidad, y aprendes a repetir sonidos y aun tu voz humana con gravedad y afectación, con el rostro metaloide, de aspecto como la cera, olor peculiar, muy combustible, luces en la oscuridad sin desprendimiento apreciable de calor. Te extraes desde los huesos, pintura, te enciendes en luz, en lucero del alba.
Bestia 2


Plagio del afecto (Editorial Tacitas, 2010)



Determinar el terreno de un afecto ya forma parte del afecto mismo.
La afectividad es a su vez objeto de la relación afectiva. Ésta, es siempre también una relación para definir  que es la afectividad.

afecto 31
Ref. Norbert Lechner. Entrevista Tomás Moulian




Él es quien me ama, él quien me habla. Todo es palabra del ser amado y todo es escucharlo. Pero el hombre tiene el carácter especialmente perdido, siempre en palabras de la adolescencia; del lado mujer el carácter es más decidido, de mayor vivacidad, aunque también puede extraviarse. Él no debe ser molestado por la palabra innecesaria. Ella necesita que el ser amado hable para ser envuelta, requiere que eso hable para sentir, y luego despojarse. Ha comprendido cómo el verbo se hace carne. Pero el habla del hombre es un error. Considera que la palabra se diga, que es cómo él está en la palabra. Pero llega el punto en el cual nada se puede decir, donde todas las palabras desfallecen. Es ahí donde ella encuentra el momento en el que se está aliviado de las palabras, de tener que escuchar aún en ese punto. Cuando en el cuerpo se anulan susurro y aparato verbal, coge la pasión. Ella sólo goza en silencio.

 
afecto 03
Ref. Eric Laurent. La disparidad del amor.

Si la realidad es el mundo que nos rodea, sin realidad no hay conciencia. El cerebro existe pues es parte de ella. La conciencia puede existir sin que el mundo externo module su actividad. Cuando lucubramos, recordamos o soñamos no se requiere necesariamente una entrada sensorial. El mundo sólo se puede captar con el cerebro; captar es, en sí mismo, una función cerebral. El cerebro simula la realidad. Tiene que hacerlo porque el tamaño de la cabeza y del cuerpo es pequeño comparado con el tamaño de la realidad. Allí sólo caben descripciones. Si por conciencia se entiende construir una imagen, entonces la realidad es ésa. Tan cercana está la realidad de lo que vemos. Por eso cuando cae un árbol en la selva, y no hay quien lo oiga, no produce sonido. El sonido es una interpretación que hace el cerebro de las vibraciones del aire producidas por el árbol que se derrumba. Las vibraciones en el aire son el amor.

 
afecto 05
Ref. Rodolfo Llinás. Entrevista de Javier López R.

LA CASA DESVASTADA (Inédito, en proceso de escritura)



V 4

Un hombre está completamente quieto cuando siente que su cuerpo repiquetea por dentro. Ese presentimiento es el que habla, por él se percibe la carne. El sueño habla con falsedad, como cosa que engaña, pues las cartas están en el cuerpo.

Una vieja herida, en un hombre, se siente como un vibrar en el lugar de la herida, mientras que ésta siente que el hombre mueve su cuerpo.

Busca a su alrededor lo ausente, pues parece que se acerca; es por esto por lo que siente el lugar de la vieja herida en su cuerpo. Mira pues tiene la sensación de la loba que viene con el sol y por el monte que se encuentra allá, en lo alto. Allí podrá ver todo el territorio, mirar entre los árboles... pues los árboles son numerosos, y los pequeños lechos de río también están ahí. Son a los cuales las lobas suelen ir a comer, pues los pequeños lechos de río se han vuelto verdes.

Se tiene una sensación en las rodillas cuando la sangre de la loba va a correr a través de ella. Se siente la sangre cuando está a punto de aparecer la loba; una sensación en la espalda a través de la cual suele correr cuando está ahí. Se espera en silencio cuando la percepción es así, cuando se sienten cosas venir, mientras las cosas se acercan. Es una vibración en las piernas mientras se escucha hacia adentro el crujido de la loba y de los arbustos, con los que ésta se acerca. Se suele sentir así cuando las cosas caminan, cuando se percibe las cosas venir mientras mueven sus piernas. Es una ausencia en los huecos debajo de las rodillas, sobre las que cae sangre mientras se carga la herida. También es en la cara, causada por lo negro en la línea de la cara de las lobas; en los ojos por las marcas negras en los ojos de la loba. Por ello, temprano, cuando el sueño del mediodía, se cruza la huella que las cosas dejan.

Posteado por Angela Barraza Risso el 9:18. etiquetado en: , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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