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Verónica Zóndek




Verónica Zondek nació en Santiago de Chile en 1953. Reside en la ciudad de Valdivia.  Poeta, traductora y gestora cultural.  Licenciada en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén.  Forma parte del comité editorial de LOM Ediciones y de algunas revistas en Chile y el extranjero.  Es Asesora externa del Dpto. de Coordinación de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile.  Ha participado en numerosos encuentros literarios y culturales tanto en el país como en el extranjero (de los últimos, algunos:  lectura y grabación de la misma en la Biblioteca del Congreso de Washington, participación Vivamérica de Casa América en Madrid, Ciclo Intersecciones de la Ciudad de Salamanca, España,  XX festival de Poesía de Medellín, Colombia, el Encuentro Internacional Poesía y Diversidades.  Perspectivas Críticas en el Bicentenario, Santiago, Chile y el Primer Coloquio, Cuerpos enfrentados/encontrados, Dpto. de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile), y, como Gestora Cultural, ha sido organizadora o co-organizadora de muchos.  Los dos últimos son el reciente Coloquio Internacional Escrituras de la Traducción Hispánica realizado en La Universidad Austral de Valdivia y el Ciclo de poetas latinoamericanas Con-versos y Conversas que se realizó en la Universidad Austral de Valdivia y en la ciudad.  Ha formado parte del jurado de concursos como los del Consejo del Libro,  Fondart, Chilectra, Revista Griffo  y Santibán y ha obtenido dos veces la beca que otorga el Fondo del Libro para escribir, en 1997 y en el 2006 . También recibió la beca Fondart el 2007 para realizar junto al fotógrafo Abel Lagos el proyecto La Raiz del Viento en la Patagonia.  Ha sido publicada en muchas y diversas antologías de poesía tanto en Chile como en el extranjero.   Sus poemas y artículos han aparecido en revistas de literatura tanto nacionales como extranjeras. Ha incursionado en trabajos poéticos visuales y audiovisuales. También ha trabajado en colaboración con pintores, grabadores y fotógrafos. Y ha presentado algunas obras  performáticas.  
Por publicar están sus libros de traducción El bebé de la muerte y otros poemas de Anne Sexton y La Morgue de Gottfried Benn .

Sus libros publicados son:

EL HUESO DE LA MEMORIA (poesía), primera edición en Chile, Editorial Cuneta, Santiago, Chile, 2011
POEMA SOBRE MIS DERECHOS, June Jordan, traducción Verónica
Zondek, Cuadro de Tiza Ediciones, Santiago, Chile, 2010
MEMORIA SENSIBLE DE LA SINAGOGA DE CALLE SERRANO, fotografía: Pilar Cruz texto poético:  Verónica Zondek, Ograma Impresores, Stgo. 2009
POR GRACIA DE HOMBRE (poesía) LOM Ediciones, Stgo. Chile, 2008

ESCRITURAS DE LA TRADUCCIÓN HISPÁNICA (ensayos), Editado por Verónica Zondek,
Editorial Kultrún, Valdivia, Chile, 2008
EL OJO ATRAVESADO II,- contexto correspondencia entre Gabriela Mistral y los intelectuales uruguayos (incluye CD con conferencias de Mistral dictadas en Montevideo el año 1938) LOM Ediciones, Stgo., Chile, 2007
LA RAIZ DEL VIENTO-Poética de la patagonia (poesía- Verónica
Zondek y fotografía-Abel Lagos), Valdivia, Chile, 2006.  Exposición y catálogo
EL OJO ATRAVESADO - correspondencia entre Gabriela Mistral y
los intelectuales uruguayos (epistolario), edición, selección, notas y
comentarios de Verónica Zondek y Silvia Guerra, LOM, Stgo., 2005
EL LIBRO DE LOS VALLES (poesía) Editorial LOM, Santiago., 2003  
LA MISION DE KATALIA (cuento infantil) Editorial Faro de Luz, Santiago,2002
ENTRE LAGARTAS (poesía y grabado), Libro: Editorial LOM, Santiago., 1999.  Exposición:  Centro Cultural de España, Santiago, Chile, 1999.
MEMBRANZA (poesía, recopilación obra publicada hasta la fecha), Co-edición Editorial  Cordillera, Canadá y Editorial Cuarto Propio, Santiago., 1995.
EL HUESO DE LA MEMORIA (poesía), 2nda edición, Editorial Ultimo Reino, Buenos Aires, Argentina, 1994
POEMAS (traducción poemas de Derek Walkott), Plaquette, Ediciones Bajo el Volcán, Santiago, 1994.
PEREGRINA DE MI (Poesía) Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1993
VAGIDO (Poesía), Ediciones Embalaje, Museo Rayo, Roldanillo, Colombia, 1990 y  Editorial Ultimo Reino, Buenos Aires, 1991
CARTAS AL AZAR (muestra de poesía chilena), hecho en colaboración con María Teresa Adriasola, Ediciones Ergo Sum, Santiago, 1989
EL HUESO DE LA MEMORIA, (poesía), Editorial Ultimo Reino, Buenos Aires, Argentina 1988
LA SOMBRA TRAS EL MURO, (poesía), Ediciones Manieristas, Santiago, 1985.  Ha sido traducido al inglés.
ENTRECIELO Y ENTRELINEA, (poesía), Ediciones Minga, Santiago, 1984



Observación

Siete mirlos pastan a conciencia todo el verde frente a mis ojos.
Practican, sin complejo ni tapujo, una actividad encubierta:

buscan
trituran  
saborean
de una en una
a lombrices de latir y oscuro azar
mientras pastan como si fuesen ovejas.
Una camelia florece en cinco botones rojos.
Dos tiuques se agarran con uña y pata a una rama.
Llueve
entre otros y frente a mis ojos
sobre un canelo florecido e intenso.
Los pájaros no cejan en su agarre.
Columpian con donaire su gris pardusco.
Permanecen sin afán en estado natural.

Reflexión:

si un número suficiente de seres pensantes
pudiese observar en lo escrito
algo
por ejemplo un inicio
que profundo se acoplase al sonido feliz del agua
intentarían de seguro
de cuando en cuando
una pequeña travesía río arriba
o río abajo.
Lo mismo da:

debo destinar el uso de mis ojos al recuerdo.
Atesorar
en pequeñas e imaginarias cajitas
un dejo de realidad
y nunca desaparecer
en el vaivén de esos tiuques sobre la rama.

Quizás
con o sin señal
un cruce de miradas nos pavimente la ruta.
Quizás
con esa brutalidad que sólo conoce la carne
me diga:
eres nadie cuando sola
y siempre lo estás:

cuando entera en el útero tibio
cuando frente al telón de fondo
cuando en el trayecto hacia quién sabe dónde
cuando el soplo tibio de la mañana te abandona.





Vista interior o instructivo

Extraer
lentamente
el pensamiento del rápido fluir del tiempo monetario.
Detenerse sobre el nado pausado de una familia de patos.
Contraer la mirada hasta fijar el rumbo del ojo.
No cojear.
No usurpar.
No lamentar.
Entonces…………………ponga atención:

Encuentre
(aunque nunca se entere de que lo extravió)
un modo de …

y recupere
sin ansia ni ardor
esa

su brutal capacidad de soñar.








Estación República del Metro de Santiago de Chile

Alameda de las Delicias a la altura del Metro Estación República.
República de Chile, salida norte.
Dos pies desnudos calzan sandalias franciscanas.
Un largo impermeable negro, no, marrón, con capucha.
¿Franciscano?
No Sr.
La capucha le cubre la cabeza.
Sobre su pecho cuelga una larga, sucia y ajada
bandera de
la República de Chile.
Del rostro encapuchado sólo asoma un bigote tieso
dos ojos y una barba hirsuta.
Las manos están sucias y extendidas.
Una sostiene un tarro vacío.
¿Mendigo?
Sí Sr.
Un mendigo en la Estación República de Chile
en medio de la Alameda de las Delicias
hoy Ave. Libertador Bernardo O’Higgins.
El mendigo pasea su cuerpo con intención denotativa.
Va y viene.
Expone en alternancia
una vez su pecho vestido de patria blanca y otra
la espalda sucia vestida de patria negra
y limosnea
con los ojos
con el tarro  
con la mugre incrustada desde cuándo.

Un momento.
La imagen desaparece por un instante.

Por la amplia y refaccionada acera
pasa un hombre-carretón.
Carga diarios y botellas en desuso momentáneo.
Sobras, pienso, de la República de Chile.
No recicla.  
No es un verde.
Revende y sobrevive.
Por un instante echamos al olvido
esta sucia, ajada y larga bandera que camina
paso a paso la cuadra de la Estación República del Metro.
Parsimoniosa continúa su paseo por la acera.
Una mano extendida
en mes patrio y festejado septiembre.
Otra mano con un brazo
donde cuelgan adornos Bicentenario y baratijas.

P.D.

Ya se fueron las celebraciones del Bicentenario.
La bandera que izaron ese día
en la Plaza de la Ciudadanía
como el más grande símbolo del festejo
fue confeccionada en USA por inmigrantes ilegales.
Es casi humana porque tiene sus días contados.
Ondea frente al reconstruido Palacio de la Moneda.
Ahora son doscientos los metros de tela
que festonean hinchados de gloria frente al mendigo.
El Metro Moneda dista sólo dos estaciones del Metro República.
El mendigo cubierto de patria aparecerá en cualquier momento.
Su bandera está ajada y carga
con suciedades cuarentonas y sangres reventadas.
La bandera que ondea en la Plaza de la Ciudadanía
es limpia, perfecta y lozana aún.
No tiene dueño.
Excepto
quizás
el sentimiento infiltrado cuándo
no sé
de que somos algo excepcional
y sin parangón.

Quiero que sepan
que soy una observadora imparcial.
No miento.










VIII. MAL DE SANGRE

Por entre tus piernas

bajé
caí/salí
de mi cueva oscura a la luz que ciega.
Pasmada pues
pequeñita
peso ínfimo
venida
aparecida
antes del tiempo de los tiempos
y del tiempo indicado
tras otras u otros
todos muertos
desechados en el negro perenne
por yo habitar el mal de sangre de tus venas.

Tiene peso ese asunto de sangre, madre
que con vértigo ataca el deseo.
Y es sangre tu necesidad de limpiar mi cheque en blanco
de incrustarme en un occidental deber ser
aquí
en este sur al que te expulsaron en abrupto
(a mucha honra tú y agradecida
sin preguntas ni respuestas)
por pensarte otra
porque sí
por el nombrado mal de esa sangre
madre
aunque tu desliz
fuese y sea rojo entre tus piernas
igualito al que mancha la entrepierna de las otras.
¿Entiendes?

Llegaste.
Aterrizaste lunática y convencida de tu blancura
aunque no pudiste sino percibir el toque
ese tinte exacto del mal
que cual interno entre rejas
es agite bajo tu piel.

¿Y?

Cerraste los ojos
tal como te enseñó mi abuela
e hiciste como si nada hubiese sucedido.
Lacraste la historia
aprendiste la lengua nueva
los signos y los modos
y construiste
trabajaste
respiraste
sabiendo hondo en tu entraña
que tus mismos e iguales
eran faltos de aire al otro lado
muriendo a medio morir saltando
allá
en medio de la civilización altísima
y sí
no hacían
no podían hacer otra cosa
que expirar aterrados en su escueto viaje a la nada.

Ahora cierras los ojos nuevamente
porque sabido es
que los ladrones no roban el aire
y todo bien si no se mira demasiado.
Problemas no tengo que me rocen la costilla
hijita
“ya no son ni están esos malos”
sobre los que un día no pude sino escuchar
aunque nada te haya dicho.

¿Porqué callas entonces, madre?
Será
digo
por susto puro de palabra
aunque en la misma médula de tu hueso
allí
donde no grabaste recuerdo
percibes en los otros de hoy
la ausencia de esa tragedia
porque son
lo dicen siempre
tan-tan todo/tan trabajadores
tan cultos/tan-tan puntuales.
¿Acaso es por eso?

Lo que natura graba grabado queda.

Es que la sangre de hoy
la mapuche u otra roja cualquiera
por aquí rapanui, aymará, quechua
ona diluida
roja tan-tan como la de aquellos-ellos
o de los llegados aquí del otro lado
por conquista o refugio
español, alemán, judío, italiano,
turco, yugoslavo, palestino, otro
digo yo, porque la realidad es esa
que con resistir es posible rayar la cancha
aunque igual
pienso
quizás no sea como ayer
cuando se callaba y acataba y moría en balde
y arrastrábamos la baba roja porque no
no era
o movíamos la cola
cuando instrucción había de cantar en público
u obligación de tocar el violín
para gusto y paciencia de tanto salvaje ilustrado.

De todos modos, digo
soy otra y no otro como quiso Rimbaud
no otra sangre sino la misma
siempre roja cuando fluye en vena abierta
y azul en vena entubada
como todas
madre
abuela, etcétera
viniendo de donde vienen.
Otra
y no me callo.

¿Cómo fue que no vieron aquí, ahora?

Es que pensar, no
palpar, no
que no otra cosa eran que
bárbaros
usurpadores
o mezcla con antiguo morador
y fácil fue
tan fácil el juego del cambio de chaquetas
el chaqueteo autóctono
la música culta, la hoy alta costura
los mañanas del hambre
en un tris interdicto
tortura, matanza industrializada, sadismo especular
todo anotado en miles de libretas
números exactos
estadística
experimentos científicos
santa ciencia vejatoria en laboratorio secreto
acumulación de objetos
robos de cuadros, dientes, piel y dignidad.
USURA, madre
USURA y sadismo
instalados ellos por supuesto
más allá de sus fronteras selladas
no derrotados
no inmigrantes multicolores
sólo ellos
aquí presentes
los otros y los nuestros
habitantes aquí
infiltrados
conquistados desde el dentro mismo de sus pieles
con otras sangres igual de rojas y en flujo
poco adecuadas, dicen
en aldea global
situadas
pero nada que ver
qué aldea ni que ocho cuartos.
Chueco, les jugó chueco
este medioevo contemporáneo
tan feudo de ellos.

Madre
no permitas que lo logren esta vez.
¡Ay! Son los mismos tipejos.
Los bonitos de siempre, madre …
Pinta, pura pinta
monstruos en conserva
deformes antinatura
enfermos de poder
buscando la engorda y la USURA
y nosotras
vivitas y pataleando
entre estos cerdos resucitados
y también la sangre, la nuestra
y la de ellos …

Sobrevivientes.

¿Será que la sangre no hace a la persona?
¿Qué la sangre es un puro decir
que esto sea la vida misma
esa
la que se abrió entre tus piernas abiertas y tensas?

Así pienso que se acumulará la tinta
que dará a la pluma, al bic, a la letra
cuerpo de escriba
para escribir con este ñachi tibio y latente
porque la sangre no es sino roja
y otra vuelta o voltereta no
solo USURA en las vitrinas
madre mía
USURA en las pantallas
en los avisos publicitarios
en el discurso del ministro
en las tarjetas de plástico
en los préstamos bancarios
en la farmacéutica industria que salva entre comillas
en nuestros cuerpos
en las semillas superiores y discriminantes
USURA, madre
todo USURA
y más  USURA.

USURA que se lee como progreso
USURA que es disfraz
y también
y no otra cosa
que la USURA ya mentada por Pound
y antes
e igual ahora
porque nada cambia bajo el sol
sino el rostro de las víctimas
que ya polvo
son una y la misma
tierra sin ojos
muerte muda a manos llenas
en caminos de vivos andantes
que entre el movimiento de caderas en danza
algo
algo recuerda que
entre USURA y USURA
hay un dejo de conciencia
que amniótica nada
y no desaparece.


Los tres primeros poemas( Observación, Vista Interior o Instructivo y Estación República del Metro de Santiago de Chile) pertenecen a un poemario que se está armando y que lleva por título provisorio INSTANTÁNEAS.  El último poema largo es el poema VII- Mal de Sangre de un libro que no tiene nombre aún, pero su chispa iniciática es siempre la mujer.

Posteado por Angela Barraza Risso el 22:02. etiquetado en: , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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