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Camilo Norambuena Madariaga




Santiago de Chile, 1993. Ganador del segundo lugar en el V Concurso Nacional para Autores Jóvenes del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, año 2010. Invitado al encuentro binacional de poesía Trasandes (2010). Ha participado en los talleres de Balmaceda Arte Joven impartidos por Víctor Hugo Díaz y Carlos Henrickson (2011), en el Museo Gabriela Mistral organizado por Héctor Hernández Montecinos (2011) y en los liceos Lastarria y Liceo N°7 de Providencia en el taller de Angela Barraza Risso (2010).



MEDIA CLASE

uno

Pasamos los primeros días en una cuna
y no era de oro
pero tampoco era un pedazo de frío que no se pudiese
llamar cuna

era una cuna, en efecto,
una en la que nos miraban todos
sorprendidos de lo bonitos
de lo rubios, como sospechando algún desliz de la madre,
pero felices
porque engordamos con facilidad a la semana de vida.

Fuimos emblemas
objeto de regocijo cuando empezaron
a mostrarnos a los vecinos en un coche
y no era el último coche del mercado
pero era un coche decente que olvidaban que existía
al tomarnos en brazos
cada cinco minutos.

Daba lo mismo dónde nos llevaran
encajábamos bien entre blancos y morenos
porque de rubios pasamos a castaños
de pelo liso a ondulaciones y terminamos por ser crespos.

Estábamos siempre al medio
así que nadie nos dijo nada.

Y crecimos sin carencias
o crisis pasajeras que no recordamos
porque fueron bien escondidas
en voz baja por nuestros padres y los que estuvieran jugándose la vida
en la gota de sudor que les resbalaba
cuando nos ocultaban el estado verdadero
de las cosas del mundo.



A nosotros nos pasó todo ligero frente a los ojos
y ahora no sabemos qué pensar ni a qué aferrarnos
cuando la frontera que nos albergaba está sobrepoblada
y se quiebra
dejándonos la realidad en la fractura
sin saber qué hacer
menos
qué es lo que queremos ni a dónde iremos mañana.



dos

Si lo pensamos bien
nunca fuimos rubios
sino la aspiración de nuestros padres
que veían salir un sol nuevo
y a esa luz
les era fácil alucinar y creer
que ellos también serían rubios algún día.



tres

Siempre nos dijeron que teníamos que escalar
fuimos criados para eso
nos retaron
los pocos golpes que recibimos fue por y para nosotros mismos.

Las madres, con una sonrisa,
nos alegaban que teníamos que mantenerlas cuando ellas fueran viejas
una casa en la playa
no pedían más por cuidar a sus nietos
pero cuando los tuviéramos
siempre después de titularnos
siempre después de encontrar un trabajo estable
siempre después.

Los padres eran menos ostentosos
pedían que fuéramos mejor que ellos en lo que hiciéramos
pero siempre titulados
pero siempre con un trabajo estable
o, simplemente, que fuéramos los mejores
pero siempre los mejores
nada de andar mendigando.

Había que escalar

y algunos lo hicieron
tuvieron que ir al gimnasio
tuvieron que comprarse ropa de marca
tuvieron que ocultar a sus padres en una foto dentro de la billetera.

No existía modelo de crianza para crear alpinistas
nuestras anatomías valen dos panes con mantequilla al desayuno
y la caminata para tomar la micro
o la corrida para alcanzarla si se nos va y estamos todavía lejos.

Había que quebrar ese ejercicio
había que estudiar
ver menos tele
menos internet

pero qué íbamos a hacer
si ya estaba ahí, frente a nosotros
la comodidad y el cariño
porque nos retaron con cariño
nos pegaron poco y con cariño
qué íbamos a hacer sino aprovecharnos
y acostarnos con dos almohadas, pensando:
mañana sí que escalo ese cerro
mañana
sí, mañana
siempre mañana.

Ahí fuimos y seremos la decepción
siempre.



SUBSUELO DOS: con R

Se repite la R
de rastrillo
de rasgar la tierra
de ripio
de rastro de sangre tras los pies.

Hace un rato es que dejaron
de sonar los pasos de la superficie
reemplazados por el sonido
susurro antes
susurros más cerca
aullidos desgarrándose
aún más cerca.

La sonrisa se vuelve media sonrisa
degenerándose hasta volver la boca
la muestra en suspenso de un impacto.

Se repite la R
la R es de tierra
rotunda a gritos

y el niño está seguro
que en cada brazada que da
rasguñando
borrándose las huellas dactilares
que en la próxima brazada
se quema en el infierno
no
purgatorio
no
infierno y purgatorio
-no hay diferencia-
el niño está seguro
que en la siguiente brazada
se encuentra no sólo con las voces
sino con las caras
el cuerpo del llamado

el objetivo:
la realidad con R
del rabillo de la oreja que se le rajó en el camino
la tierra esparcida por cada herida, desgarrando
sangre sobre sangre la dermis
roída, masticada la última brazada

una R gigante es el quiebre de la última capa
se reitera la R en un grito de recuerdo
de recuerdo
de recuerdo

de recuerdo

porque lo que hay aquí
bajo la tierra
se da cuenta el niño
que no es la R de realidad
sino la repetición perpetua de una historia que de la realidad
es la antesala:
los muertos que gritan
y que hacen de esa R
la reiteración de algo que estaba oculto
y que explica la resaca del cielo
que en este rincón de país
es la superficie
que en este rincón de país
busca romper de un golpe
con esa R
la realidad interferida.




ENGRANAJES

es temprano
y está amaneciendo

conociéndome como un engranaje
busco otros
los busco a ustedes que sean todos
para ser el gran círculo devorador de los enemigos del pueblo

ayúdenme a construir un nosotros

nosotros a
construir el poema
construir la foto
el retrato de Chile

coincidir los engranajes para la movilidad

construir la historia
construir el gran documental
la más alta película
diseñar las calles del futuro

destruir Chile
construir Chile
plantar las alamedas

más temprano que tarde se abrirán

es temprano
y está amaneciendo

Posteado por Angela Barraza Risso el 9:46. etiquetado en: , , , . puedes segui el rss RSS 2.0. déjanos tu comentario

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